Proseguimos con nuestro periplo por el mercado del libro antiguo, el facsímil y la bibliofilia entrevistando a Daniel Díez, director editorial de CM Editores, una empresa radicada en Salamanca cuya juventud no le ha impedido lanzar al mercado ambiciosos títulos como las grandes obras xilográficas de Durero o la edición facsímil de la España Pintoresca de David Roberts.
-¿Cuál es, en su opinión, el estado actual del mercado de la bibliofilia, el libro antiguo y el facsímil?
- Desde su perspectiva, ¿cuál es el principal problema de este sector?
- En el sector del facsímil, bajo mi punto de vista el mayor problema es la reiteración de títulos y temáticas (algunos facsímiles se están editando simultáneamente por varias editoriales, con la subsiguiente frustración y desconcierto de los clientes) y, sobre todo, un incremento injustificado y desmedido en los precios de algunas editoriales. También el "todo vale" que conlleva la bajada de calidad de algunos editores consagrados en los soportes, el oro y la reproducción de los colores en sus últimas ediciones.
- Se dice que este sector no acusa la crisis con la misma virulencia que otros, dado el perfil del cliente-tipo, ¿lo comparte?
- Hasta cierto punto es verdad que el sector no ha acusado tanto la crisis. De hecho, las cifras de facturación de todas las editoriales de facsímiles españolas se han incrementado en 2010. Pero si es cierto que el ambiente general de pesimismo por la situación económica retrasa innecesariamente decisiones de compra de clientes habituales y sobre todo de nuevos clientes que se acercan por primera vez a este apasionante mundo. En nuestro caso, dado que tenemos los mejores precios del sector, no hemos notado tanto la crisis.
- Hay quien echa de menos cierto relevo generacional entre los bibliófilos, ¿cree que, en efecto, existe dicho envejecimiento en este segmento?
- El perfil del bibliófilo hasta ahora se ha esteriotipado en un varón, mayor de 50 años y con una profesión liberal (farmacéutico, notario, abogado, médico, empresario etc..). Yo creo que eso no es verdad. Nosotros tenemos clientes panaderos, estudiantes, jubilados, camareros, administrativos, etc.. y muchos de ellos en la treintena. Hay que hacer pedagogía y transmitir el amor por los libros hermosos a todo tipo de personas. Por supuesto que también tenemos clientes, notarios, farmacéuticos y abogados, claro está.
- ¿Qué tendencias de futuro detecta usted en este mercado, y cuáles opina que pueden verse superadas por los nuevos tiempos?
- Hay editoriales que desaparecerán por no saber adaptarse a los tiempos y sobre todo a los nuevos medios de promoción. También le auguro un futuro complicado a los editores sin criterio propio a la hora de elegir novedades. Personalmente, creo que hay que hacer los libros que uno desearía comprar y no el que uno cree que el cliente quiere comprar. Si uno edita lo que le gusta es muy difícil equivocarse, porque es mucho más sencillo transmitir esa ilusión a nuestros clientes y amigos.
-¿Cuál es, en su opinión, el estado actual del mercado de la bibliofilia, el libro antiguo y el facsímil?
- Creo que la Bibliofilia es una pasión (más que una afición) que está viviendo un momento de auge gracias a Internet. Ahora es posible conocer, buscar y comprar libros en cualquier parte de Mundo y disfrutarlos en pocos días en casa. En cuanto al libro antiguo y el facsímil yo diría que son dos mundos diferentes. Hay coleccionistas de libros antiguos de una temática particular, pero también hay coleccionistas de facsímiles de obras tan importantes y cotizadas, bien por que solo existe un original custodiado en una Biblioteca importante (códices medievales) o bien porque la tirada fue muy escasa y su precio es desorbitado (incunables, ediciones princeps, etc..). El comprador de libro antiguo (en general) le interesa más la cantidad (comprar muchos libros) y la temática (medicina, geografía etc..). El comprador de facsímil más bien busca el placer de poseer un ejemplar idéntico a un original que jamás podría poseer (por la mencionada imposibilidad física o económica).
- En el sector del facsímil, bajo mi punto de vista el mayor problema es la reiteración de títulos y temáticas (algunos facsímiles se están editando simultáneamente por varias editoriales, con la subsiguiente frustración y desconcierto de los clientes) y, sobre todo, un incremento injustificado y desmedido en los precios de algunas editoriales. También el "todo vale" que conlleva la bajada de calidad de algunos editores consagrados en los soportes, el oro y la reproducción de los colores en sus últimas ediciones.
- Se dice que este sector no acusa la crisis con la misma virulencia que otros, dado el perfil del cliente-tipo, ¿lo comparte?
- Hasta cierto punto es verdad que el sector no ha acusado tanto la crisis. De hecho, las cifras de facturación de todas las editoriales de facsímiles españolas se han incrementado en 2010. Pero si es cierto que el ambiente general de pesimismo por la situación económica retrasa innecesariamente decisiones de compra de clientes habituales y sobre todo de nuevos clientes que se acercan por primera vez a este apasionante mundo. En nuestro caso, dado que tenemos los mejores precios del sector, no hemos notado tanto la crisis.
- Hay quien echa de menos cierto relevo generacional entre los bibliófilos, ¿cree que, en efecto, existe dicho envejecimiento en este segmento?
- El perfil del bibliófilo hasta ahora se ha esteriotipado en un varón, mayor de 50 años y con una profesión liberal (farmacéutico, notario, abogado, médico, empresario etc..). Yo creo que eso no es verdad. Nosotros tenemos clientes panaderos, estudiantes, jubilados, camareros, administrativos, etc.. y muchos de ellos en la treintena. Hay que hacer pedagogía y transmitir el amor por los libros hermosos a todo tipo de personas. Por supuesto que también tenemos clientes, notarios, farmacéuticos y abogados, claro está.
- ¿Qué tendencias de futuro detecta usted en este mercado, y cuáles opina que pueden verse superadas por los nuevos tiempos?
- Hay editoriales que desaparecerán por no saber adaptarse a los tiempos y sobre todo a los nuevos medios de promoción. También le auguro un futuro complicado a los editores sin criterio propio a la hora de elegir novedades. Personalmente, creo que hay que hacer los libros que uno desearía comprar y no el que uno cree que el cliente quiere comprar. Si uno edita lo que le gusta es muy difícil equivocarse, porque es mucho más sencillo transmitir esa ilusión a nuestros clientes y amigos.