Javier Ramos.- Considerado un compendio de la sabiduría del Universo, ostenta el título de primer libro maldito de la historia. Se trata del Libro de Thot, atribuido a este dios egipcio. Creador de la ciudad de Hermópolis, esta divinidad representada con cabeza de Ibis o de babuino e instrumentos de escriba en las manos era la encargada, según la mitología, de medir el tiempo y regir los cielos. A él se atribuye la creación del primer calendario y el control de las crecidas del río Nilo. También patrón de los escribas, de las artes y de las ciencias, Thot fue el inventor de las palabras y, según recoge la leyenda, se dice que codificó las ceremonias que llevaban a los muertos a transformarse en espíritus.
El Libro de Thot, de 78 láminas de oro, se componía de signos y jeroglíficos que, en forma de clave, ocultaban la sabiduría del dios, cuyo enorme poder se encontraba sólo al alcance de unos pocos elegidos. Tiene conexiones con la Pirámide de Keops, las escuelas de iniciación y hasta con la Biblia.
Fue el francés Antoine Court de Gébelin quien propugnó en el siglo XVIII que dicho compendio dio origen al Tarot, y que sus páginas contenían una relación de los Arcanos Mayores. Según él, los sacerdotes egipcios habrían guardado celosamente a lo largo de los siglos la sabiduría ancestral de Thot a través de esta forma de adivinación del futuro.
Poseer el libro suponía hacerse con poderes inimaginables que convertían a su dueño en un ser todopoderoso. Si el famoso papiro existió o no, es algo que, desde hace siglos, se vienen preguntando estudiosos de la más diversa índole. Para el investigador Jacques Bergier, el Libro de Thot debió ser un papiro antiquísimo, copiado en secreto y con unos 10.000 ó 20.000 años de antigüedad. Quizás estuvo custodiado en la Biblioteca de Alejandría. Sus páginas contendrían el secreto de un poder ilimitado que permitía, entre muchas otras cosas, revivir a los muertos, comunicarse con los animales y la facultad de modificar cosas y acontecimientos a distancia.
La primera referencia al texto aparece en el Papiro de Turis, publicado en París a finales del siglo XVIII, donde se describe el intento de asesinato de un faraón a través de la invocación de fórmulas mágicas extraídas del misterioso Libro de Thot.
En el año 360 antes de Cristo el texto fue, según relatan las crónicas, destruido para volver a reaparecer poco después en la sabiduría griega, esta vez bajo la apariencia de Hermes Trimegisto. El libro, si fue destruido, volvió a reaparecer misteriosamente en la Edad Media, según atestigua Óscar Herradón en su obra Libros malditos.
Años después, el célebre Sigmund Freud, padre del psicoanálisis moderno, realizó en el ocaso de su vida varios viajes a Egipto y escribió un libro sobre la VIII dinastía. Después de su muerte, en el escritorio de su casa se halló un mazo del Tarot egipcio con claras señales de haber sido utilizado con frecuencia. ¿Lo usó con sus pacientes? ¿Se inspiró en el Libro de Thot?
El Libro de Horas de la condesa de Bertiandos representa un curioso manuscrito iluminado si lo comparamos con el resto de los libros de horas de su época (siglo XVI). Está considerado, además, como una cima de la iluminación artística religiosa y popular de todos los tiempos. En este códice se representan costumbres y usos que lo convierten en un documento esencial para el conocimiento de tradiciones y hábitos perdidos. Con gran minuciosidad y excelente riqueza cromática se presentan flores, frutos, insectos, peces, animales de caza, animales domésticos, trompetas, barcos, escaleras, instrumentos de labranza y náuticos, musicales y formas híbridas.
El Libro de Thot, de 78 láminas de oro, se componía de signos y jeroglíficos que, en forma de clave, ocultaban la sabiduría del dios, cuyo enorme poder se encontraba sólo al alcance de unos pocos elegidos. Tiene conexiones con la Pirámide de Keops, las escuelas de iniciación y hasta con la Biblia.
Fue el francés Antoine Court de Gébelin quien propugnó en el siglo XVIII que dicho compendio dio origen al Tarot, y que sus páginas contenían una relación de los Arcanos Mayores. Según él, los sacerdotes egipcios habrían guardado celosamente a lo largo de los siglos la sabiduría ancestral de Thot a través de esta forma de adivinación del futuro.
Poseer el libro suponía hacerse con poderes inimaginables que convertían a su dueño en un ser todopoderoso. Si el famoso papiro existió o no, es algo que, desde hace siglos, se vienen preguntando estudiosos de la más diversa índole. Para el investigador Jacques Bergier, el Libro de Thot debió ser un papiro antiquísimo, copiado en secreto y con unos 10.000 ó 20.000 años de antigüedad. Quizás estuvo custodiado en la Biblioteca de Alejandría. Sus páginas contendrían el secreto de un poder ilimitado que permitía, entre muchas otras cosas, revivir a los muertos, comunicarse con los animales y la facultad de modificar cosas y acontecimientos a distancia.
La primera referencia al texto aparece en el Papiro de Turis, publicado en París a finales del siglo XVIII, donde se describe el intento de asesinato de un faraón a través de la invocación de fórmulas mágicas extraídas del misterioso Libro de Thot.
En el año 360 antes de Cristo el texto fue, según relatan las crónicas, destruido para volver a reaparecer poco después en la sabiduría griega, esta vez bajo la apariencia de Hermes Trimegisto. El libro, si fue destruido, volvió a reaparecer misteriosamente en la Edad Media, según atestigua Óscar Herradón en su obra Libros malditos.
Años después, el célebre Sigmund Freud, padre del psicoanálisis moderno, realizó en el ocaso de su vida varios viajes a Egipto y escribió un libro sobre la VIII dinastía. Después de su muerte, en el escritorio de su casa se halló un mazo del Tarot egipcio con claras señales de haber sido utilizado con frecuencia. ¿Lo usó con sus pacientes? ¿Se inspiró en el Libro de Thot?
Es, quizás, el libro que más misterios guarda entre sus páginas. Se trata del único manuscrito de origen medieval que no ha conseguido ser descifrado hasta ahora. Escrito hace unos 600 años por un autor anónimo en un alfabeto no identificado y un idioma incomprensible, el Manuscrito Voynich se ha convertido en el Santo Grial de la criptografía histórica, aunque los detractores de esta obra defienden la teoría de que el libro no es más que una secuencia de símbolos al azar que carecen de sentido alguno. Invención o realidad, lo cierto es que el Manuscrito Voynich fascina hasta a los más escépticos.
Un Evangeliario es un libro que contiene el texto e imágenes alusivas a las fuentes bíblicas de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Sin embargo, este códice que perteneció a Carlos de Angulema tiene el tamaño y parte de la iconografía de los libros de horas. Este asunto es importante, porque la Inquisición prohibió cualquier fragmento de textos bíblicos a cualquiera que no perteneciera al clero. Han sobrevivido muy pocas copias de estos siglos, y esta es una de las escasas muestras de este género.
Pedanio Dioscórides Anazarbeo fue un médico, farmacólogo y botánico de la antigua Grecia, cuya obra De Materia Medica alcanzó una amplia difusión y se convirtió en el principal manual de farmacopea durante toda la Edad Media y el Renacimiento. El texto que recibe su nombre de este autor es un manuscrito que describe unas 600 plantas medicinales, incluyendo la peligrosa mandrágora, unos 90 minerales y alrededor de 30 sustancias de origen animal. A diferencia de otras obras clásicas, este libro tuvo una enorme difusión durante la Edad Media, tanto en griego como en latín o árabe.
El Libro de Horas de la condesa de Bertiandos representa un curioso manuscrito iluminado si lo comparamos con el resto de los libros de horas de su época (siglo XVI). Está considerado, además, como una cima de la iluminación artística religiosa y popular de todos los tiempos. En este códice se representan costumbres y usos que lo convierten en un documento esencial para el conocimiento de tradiciones y hábitos perdidos. Con gran minuciosidad y excelente riqueza cromática se presentan flores, frutos, insectos, peces, animales de caza, animales domésticos, trompetas, barcos, escaleras, instrumentos de labranza y náuticos, musicales y formas híbridas.