Candela Vizcaíno.- Existe un género especial de editores, un ejemplo de los cuales lo encontramos en el alemán afincado en Almería Emilio Sdun. Si, hasta ahora, el editor se limita a elegir, a presentar a los artistas, a generar ideas... Emilio va más allá porque para sus ediciones no sólo busca el mejor papel o los mejores tipos disponibles en el mercado (un material, por cierto, ya bastante escaso), sino que él mismo se encarga de grabar (sobre todo, en madera) algunos de ellos y, además, realiza las ilustraciones. Es decir, todo se cuece en su taller –Prensa Cicuta–, menos los textos. Sus ediciones son concebidas y generadas con una idea más cercana a lo que consideramos obras de arte que a la imagen que tenemos de un libro.
Es un caso curioso el de este alemán enamorado de nuestro país (de nuestro sol, de nuestro ser y de nuestros poetas) porque, teniendo el saber y la capacidad para ser un artista gráfico “normal”, es decir, pudiendo dedicarse a la pintura o a la ilustración gráfica, prácticamente toda su trayectoria se ha basado en este tipo de quehacer. Su lista de libros realizados es enorme; la lista de premios recibidos, desbordante; las exposiciones, innumerables y las instituciones que alojan su obra (The Tate Gallery, Victoria & Albert Museum, Museo Gutenberg), de envidia. Todo lo cual le acerca a los libros de bibliofilia con un convencimiento casi religioso que le lleva a regalar afán y alegría (de una forma digna de aplauso) a los más jóvenes que desean conocer esta forma de hacer libros, esta forma de hacer arte.
Emilio –junto a su esposa Doris– prácticamente no ha parado de hacer libros desde los años sesenta. No ha terminado uno cuando ya está pensando en otro, amén de ser requerido para exposiciones, conferencias o clases magistrales en alguna Universidad europea. Sus libros no dejan indiferentes a casi nadie (y mucho menos, a los conocedores o profesionales del sector); y es que, una vez que se tienen en las manos, es difícil que se olviden. Con una producción tan amplia, en su haber, hay desde magnas obras en folio de alguna obra de Goethe hasta ediciones encantadoras de un solo poema (a los Sdun les gustan, sobre todo, Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca) que se pliegan y se abren y se cierran sobre sí como si fueran mariposas mostrándonos su belleza, mariposas (y estos son palabras muy libremente traducidas e interpretadas del propio Sdun) que han tenido que sufrir una larga metamorfosis (desde el taco de madera a la plancha en linóleo, un material con el que se siente muy cómodo) hasta llegar a convertirse en un ser bello como son sus libros. Seguir leyendo