Mónica Cobeta.- El arte del grabado
sigue utilizando las técnicas tradicionales, sin dejar de experimentar con
materiales innovadores. Un ejemplo enriquecedor de este arte se muestra en el
taller de grabado de Jorge Perellón (Madrid, 1965), uno de los grandes artistas
del grabado español que se encuentra, en este momento, en la plenitud de su creatividad.
- ¿En qué momento emprendiste el camino como grabador con
taller propio?
- Tras un año restaurando grabados antiguos y mapas en Nueva
York, y después de tres años trabajando
en una tienda del Rastro madrileño, decidí establecerme por mi cuenta en 1994.
-¿Cuál ha sido tu cometido en la labor del grabado?
- Fundamentalmente, el
libro de artista y la estampación por encargo.
-¿Cuál de las dos aporta mayores beneficios?
- Beneficios económicos la estampación por encargo, sin duda.
El trabajo artístico, sin embargo produce una gran satisfacción personal.
-¿Quiénes han sido tus clientes más importantes?
- Los editores para los que he trabajado han sido tres: Liber
Ediciones, Millennium y Guillermo Blázquez. Tengo familia en el mundo del
libro antiguo, por lo que en este terreno me muevo con certeza.
-¿En qué campo te sientes más cómodo?
- Sin duda, en la obra gráfica original, considero que tiene
un gran futuro en el mercado del libro antiguo.
-¿Cuáles son los tipos de estampación más relevantes en tus
grabados?
- Principalmente, la estampación en sepia y la estampación poupée, en la que se da color en la propia
plancha.
-Has realizado dos tauromaquias. ¿Cuáles han sido las
motivaciones de las mismas?
- En primer lugar, he de decir que por conciencia no soy
taurino; sin embargo, traté de emular en este sentido a Goya y a Picasso,
siempre descartando la muerte del toro y eludiendo el mundo que rodea a la
fiesta taurina. Mi motivación por tanto es estética. El primer libro de artista
sobre la tauromaquia, titulado precisamente así, la realicé tras mi primera
visita a la Cueva de Altamira, cuando aún estaba en la facultad de Bellas
Artes. De ahí que su estética sea más primitiva; la realicé en barniz. La Nueva
Tauromaquia es más realista, en ella están reflejados los pasos taurinos. No
obstante, el arte gana la partida a la crueldad.
-¿Cómo describirías tu ideal artístico?
- En la mezcla de lo clásico con lo abstracto, por ejemplo en
una serie de desnudos inéditos que estoy realizando y que publicaré juntos con
textos poéticos. No me cierro ante ninguna novedad. Me siento más cómodo dando
toques de color pinceladas al modo de Miró, más que en buscar la perfección en
la figura humana, mi dibujo es mucho más naïf e intuitivo. Todo ello añadido al
manejo del color, tratando de armonizar los colores al máximo.
-¿Qué supuso para ti la realización del libro de
artista con el texto de El Cantar del Mio Cid?
- Se trata de una gran labor artística, debido a la
complejidad de dar ilustración a una obra completa tan extensa. Lo que más
me marcó fue el hecho de que hubiera que
dar realismo, por ejemplo en la búsqueda de la perfección en la fisonomía
humana, para lo que tuve que documentarme ampliamente. Las ilustraciones son
digitales lo que da mayor calidad que la imprenta, pues desaparece el punteado.
El primer grabado de cada Cantar es circular y resume lo acontecido en el
mismo.
-¿En qué expectativas te mueves actualmente?
- Estoy inmerso en numerosas obras, algunas de ellas a falta
de financiación, otras casi terminadas, y otras, necesitan textos que conecten
con los grabados. En fase de edición se encuentra uno de los proyectos más atractivos, el
Romancero Gitano, a propuesta de Guillermo Blázquez, quien me ofreció libertad
total para la composición del mismo, por
lo que los personajes son menos definidos, no son tan anatómicamente correctos
como en el Cid. Está a falta de seis grabados por problemas de derechos con la
familia Lorca, pero ya hay doce grabados ultimados, a color.
Haciéndolo me sentí mucho más libre que en el Cid. Estamos a la espera de que venzan los derechos, para
lo que aún quedan tres años.
Otra obra inédita, en la que he colaborado, trabajando las
algunas de las planchas realizadas por mi hermano, Carlos Perellón, sobre ocho cuentos de pintores, de gran técnica, calidad y empaque. Mi labor en este
sentido ha sido la de afianzar la atmósfera, textura y acoplamiento técnico. De cada cuento se han realizado dos grabados.
Por otro lado, a raíz de la colaboración con Montaner en la
obra de El Cantar del Mío Cid, surgió la idea de ilustrar aquellos Romances en
los que Lorca se inspiró. El objetivo es realizar algo a medio camino entre la
literatura clásica y el Romancero Gitano, mucho más expresiva y de mayor
sensibilidad.
Lo más reciente son una serie de grabados sobre el desnudo
femenino, innovandos en cuanto a materiales, utilizo dos planchas de
metacrilato, una con fondo y otra sin él,
rayado a la punta de diamante, que es la técnica que más me gusta,
sacando luces. Las estampo en papel artesanal a cuatro barbas.
-¿Eres partidario de las tiradas largas?
- No, prefiero ediciones como mucho de 99 ejemplares, con el
fin de darle exclusividad.
-¿Podríamos afirmar que sigues empleando las técnicas
clásicas del grabado?
- Sin duda, utilizo las técnicas calcográficas en zinc y
cobre, al agutinta, aguafuerte o a la manera negra. Aunque constantemente
investigo nuevos materiales, cartones, madera, látex, trozos de papel, tela,
sobre todo en la estampación de monotipos, cuya clave está en que no haya uno
igual al otro. Puede que utilice la misma plancha para dos o tres
estampaciones, pero en cada una cambio los colores o el dibujo, de modo
que no se reconozca la misma plancha. La técnica del monotipo resulta increíblemente atractiva y
divertida. Es un buen modo de experimentar. Es un trabajo
en el que no sabes qué va a ocurrir, y goza de un enorme toque
personal.
- ¿Cómo describirías el momento actual del grabado original,
en relación al mercado?
- El grabado es arte múltiple, un grabado se puede reproducir
un mínimo de 50 ejemplares, por lo que su precio no tiene por qué ser
exagerado. Es decir, que la realción entre trabajo y precio sea más equitativo.
Por poner un ejemplo, un monotipo podría rondar entre los 60 y los 120 euros.